El aumento de las personas con hipersensibilidad a alimentos y, sobre todo, a alergénos ambientales es exponencial. Desde hace tiempo. Los datos posteriores a la pandemia registran en Castilla y León un incremento de alérgicos al polen de cien mil personas más, hasta las 700.000, que han llegado a las consultas en tan solo dos años.
«Son varios los estudios serios que señalan a la contaminación y al cambio climático como factores que propician el incremento de la potencia alergénica del polen. Este se ha vuelto más agresivo y causa más alergias que antes. En los últimos diez años se se duplicado el número de alérgicos a los pólenes más alergénicos. Las gramíneas han subido del 35% al 74%; la arizónica, del 9% al 23%; el plátano de sombra y la salsola, del 7% al 14%, y el olivo del 30% al 52%», repasa la doctora Alicia Armentia, especialista en Alergología y catedrática de la Universidad de Valladolid.
Explica que «los aerosoles biológicos juegan un papel vital en las interacciones entre la atmósfera, biosfera, clima y la salud pública. Las bacterias y virus transportados por el aire, esporas de hongos, polen y otras biopartículas son esenciales para la reproducción y propagación de organismos a través de diversos ecosistemas y pueden causar, o amplificar, enfermedades en humanos, animales y vegetales. Su interacción con la sequía, contaminación, calimas saharianas o debidas a los incendios está implicada en patologías graves: infecciones, enfermedades alérgicas (asma, esofagitis y otras patologías respiratorias y digestivas inmunológicas), ictus, cardiopatía isquémica y cáncer».
En cuanto a la contaminación, «es evidente que daña el suelo, afecta a las semillas que germinan, a las raíces de las plantas y a sus frutos comestibles. También atenta contra los herbívoros que las comen y que, luego, nos comemos nosotros. Arrojamos cantidades inmensas de productos tóxicos a la tierra y mares que nos sustentan y luego pretendemos estar sanos y no sufrir alergias», destaca.
Explica esta profesora de Inmunopatología y Alergia de la UVA que todavía es pronto para evaluar y analizar cómo de agresiva será la temporada alérgica primaveral; pero destaca que, en la actualidad, ya hay niveles altos de polen de cupresáceas en Ávila, Béjar y Soria.